Más de 6.000 toneladas anuales de caucho de neumáticos en desuso serán utilizados como combustible en una cementera de Minas. ¿Contaminarán más o menos que el material usado actualmente? Como sea, el fuego no es el único destino de las cubiertas gastadas: también serán pisos de juegos infantiles y carreteras.


Jorge Bitancourt en el centro de acopio perteneciente al plan de Geneu. Foto: Pablo Vignali

“No es la solución que más nos agrada”, admitió el director Nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, en una entrevista publicada en febrero por el semanario minuano Arequita. Se refería al proyecto presentado por la Cámara de Importadores de Neumáticos del Uruguay (CINU) para cumplir con la exigencia de gestionar el destino final de las cubiertas que traen: utilizarlas como combustible en la planta de Cementos Artigas, en Minas.

En cambio, el director general de la empresa, Federico Gutiérrez, dice que así “se le está generando valor ambiental a una corriente que actualmente no tiene una disposición final adecuada”. Además, sostuvo, las emisiones de la planta tal vez sean menos nocivas que las que emanan actualmente al utilizar el combustible fósil que se pretende sustituir: coque de carbón.

Incluso ANCAP podría hacer algo parecido, ya que se comprometió en 2014, en un convenio firmado con el Centro de Comerciantes de Neumáticos del Uruguay (Ceconeu), a explorar la posibilidad de quemar residuos de cubiertas en su planta de Paysandú. Si ello ocurre o no, dependerá de si significa un ahorro, afirma el director de la división Pórtland de la cementera estatal, Fernando Acuña.

Pero la quema no será el único destino para los neumáticos una vez que dejen de ser usados: también se utilizarán en mezclas asfálticas para construir rutas, pisos continuos para espacios deportivos e infantiles y otros productos.

Por ley

El 28 de diciembre de 2015, el presidente Tabaré Vázquez rubricó un decreto (el 358/2015) que exigía el reciclaje de las cubiertas de los vehículos. Ese reglamento de gestión adecuada de neumáticos y cámaras fuera de uso fue aprobado por el Poder Ejecutivo y había emanado de diversos ministerios e instituciones estatales que trabajaron junto a Ceconeu y CINU. ¿El objetivo? “La implementación de acciones tendientes a minimizar la generación de residuos, promover la reutilización, el reciclaje y demás formas de valorización de neumáticos fuera de uso y lograr la disminución de sus efectos ambientales negativos debido a su disposición incontrolada”. El texto del decreto, que aclara que “los neumáticos fuera de uso no se clasifican como residuos peligrosos”, subraya que la acumulación de estos “en condiciones inadecuadas” presenta, además de los problemas ambientales, “riesgo sanitario de proliferación de vectores, entre los que se destaca el mosquito Aedes aegypti”.

Propuestas concretas

En diciembre de 2016 la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) aprobó dos planes de gestión. Uno era el de Ceconeu, al que suscriben más de 100 empresas que representan aproximadamente 20% del negocio de los neumáticos en el país. Otro era el de CINU, que con menos firmas, concentra 80% del negocio. Si se toma en cuenta que anualmente se importan unas 15.000 toneladas de neumáticos (unos dos millones de cubiertas y cámaras, contando desde bicicletas a maquinaria vial pesada), CINU deberá gestionar unas 12.000 toneladas en el momento de plena aplicación del plan, en tanto Ceconeu unas 3.000. Pero no todo es caucho, ya que los neumáticos tienen entre 20% y 35% de acero y fibra textil. El porcentaje de caucho ronda el 70% (unas 10.500 toneladas anuales) y la meta del primer año es cubrir 80% de los neumáticos importados en esos 12 meses.

Los planes de los dos conglomerados contemplan la recepción de neumáticos que irán llegando desde las gomerías y las diferentes empresas alcanzadas por la reglamentación, lo que ya se está implementando, aunque no en el nivel que prevé la ambiciosa propuesta logística. El plan de Ceconeu, ejecutado a través del fideicomiso Geneu, ha desarrollado incluso una experiencia piloto lanzada en 2014, en cuyo transcurso ha generado acuerdos con algunas intendencias para establecer puntos regionales de acopio y de trozado de neumáticos.

Alto al piso

La planta de trituración y de generación de polvo de neumáticos de Geneu se encuentra en Florida, esperando por la autorización de la Dinama. Su propuesta se basa en industrializar el caucho triturado o vuelto polvo para la fabricación de pisos continuos y baldosas, exportación como polvo o grano, rellenos para canchas con césped artificial, artesanías y, lo que más volumen necesitaría, mezclas asfálticas para construir “carreteras que, colaborando con el medio ambiente, tienen resultados de mejor desempeño en su uso y bajan los costos de mantenimiento a futuro”, según se señala. En algunos casos, son mercados que deberán ser incentivados para que sea sustentable esta salida.

“No hay sustentabilidad que no tenga riesgos. Nuestro plan no es el más grande, lo que lo hace más fácil de ser sustentable”, explica José Aguirre, director del plan de gestión de neumáticos de Ceconeu.

Tu ruta es mi ruta

De los 276 kilómetros que tiene la ruta 9, al menos dos tienen una mezcla asfáltica que incluye caucho. El comportamiento de ese producto está siendo evaluado desde hace un año, tras haber sido entregado por la empresa Bitafal. Su director, Santiago Kröger, explica que para producir necesitan mucho polvo de neumático. Se calcula, en promedio, unas siete toneladas por cada kilómetro de carretera. “Es algo que varía. Una obra de refuerzo puede llevar cinco centímetros de asfalto, o incluso menos. Una de construcción puede llevar 15”.

Kröger asegura que las plantas de Bitafal ya están prontas para producir. “Si mañana nos dicen ‘arrancamos con ocho obras’, nosotros no tenemos ningún problema. Estamos preparados”. De todos modos, apunta, necesita un empujón del Poder Ejecutivo. “Todos los años tendría que haber licitaciones en las que se pida la utilización de polvo de neumáticos. Es la única manera en la que esto puede salir hacia adelante”, opina, aunque cree que la posibilidad todavía no es cercana. Espera “que el MTOP [Ministerio de Transporte y Obras Públicas] se ponga la camiseta como se la puso el MVOTMA [Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente] con el decreto, y diga que parte de la disposición final deba ser en carreteras”.

También para el cemento

El plan maestro de CINU, ejecutado por su fideicomiso RecicloNFU, tiene previsto “la valorización energética”. Específicamente, alimentar el horno de clinker de la planta de Cementos Artigas SA. Previamente los neumáticos serán procesados en la planta de la firma Fadimax, en Montevideo. Un poco antes, se realizará una preselección, ya que algunos pueden ser reutilizados en vehículos con menos exigencias.

Alejandro Nario ha buscado transmitir tranquilidad: “Se han hecho todos los análisis técnicos al respecto” y “el procedimiento es usual a nivel mundial”, dijo a Arequita. Además, afirmó, la planta de Cementos Artigas “es muy monitoreada por la Dinama”.

Para Federico Gutiérrez, “un gran beneficio es que uno sustituye un combustible de fuentes fósiles por uno alternativo que proviene de residuos. Esa sustitución genera un beneficio ambiental neto en la medida en que se está ahorrando un recurso no renovable, como lo es el combustible fósil, y se está valorizando un residuo”. También afirma que las emisiones al horno no sufren un efecto pernicioso de ningún tipo, e incluso sugiere un posible beneficio: “La reducción de concentración de los óxidos de nitrógeno”.

Al presentar el plan maestro, RecicloNFU recordó que la Dinama, mediante la resolución 1215/09 (y la modificación 562/13), ya tenía aprobado desde hace ocho años el uso de neumáticos para sustituir combustibles fósiles que se emplean en el horno de clinkerización de Cementos Artigas.

El aire de las sierras

El anuncio de la quema de neumáticos no fue bien recibido en Minas. En marzo la Junta Departamental de Lavalleja aprobó una declaración en la que pedía dejar en suspenso el proyecto y solicitaba la realización de una audiencia pública con representantes de la Dinama, Cementos Artigas, el Ministerio de Salud (MS) y la Intendencia de Lavalleja.

Alexandra Inzaurralde y Carlos Urtiberea, del Grupo 59 del Partido Nacional, fueron los que llevaron el tema hasta el deliberativo. “Si bien la Junta Departamental no tiene potestad de determinar una medida de carácter suspensivo, porque es un proceso que se autoriza a nivel nacional, nos parecía que el proceso de autorización se había manejado en total hermetismo, y el hermetismo inquieta”, explica Inzaurralde.

“En 2016 se pidieron informes a la Dinama y la respuesta fue el hermetismo. Lo que buscamos es que las autoridades expliquen claramente, en un lenguaje sencillo, que no contamina. Con informes con términos científicos y técnicos, sólo los que tienen la capacidad de entenderlos podrán ponderarlos o cuestionarlos”, dice la edila, para quien “hace falta un contrapunto con la sociedad civil organizada”. Por ello, solicitaron la audiencia pública.

En sala, Inzaurralde calificó de “incomprensible” que el MS haya participado en el equipo interdisciplinario e interinstitucional que dio como resultado el decreto, que no exige su dictamen especializado antes de otorgar las aprobaciones ambientales, “que quedaron como exclusivo resorte de la Dinama”. “En ningún lado se nos expresa que esto no contamina”, remarcó.

La preocupación por las emisiones de la cementera en Minas no nace con el anuncio de la quema de neumáticos. De hecho, ni siquiera no sólo la genera Cementos Artigas, sino también la planta de ANCAP. Valeria Uriarte, una veterinaria minuana que integra el Movimiento por un Uruguay Sustentable, asegura que la capital de Lavalleja, al estar rodeada de cerros, “no se ventila fácilmente”.

“De noche, aunque esté despejado durante el verano, desde afuera de Minas se ve como un plafón, una suerte de nube, que se tiñe de naranja, que es el color de la iluminación de la ciudad”, cuenta. Los pobladores perciben que los casos de cáncer y de otras enfermedades van en aumento, dice Uriarte, y coinciden con ella las oncólogas de ASSE y de la mutualista privada, Shirley Marocci e Isabel Alonso, respectivamente, según un artículo publicado por el El Observador en 2014. Sin embargo, en ese mismo trabajo periodístico fueron publicadas cifras aportadas por la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer de las que se desprende que Minas no está muy por encima de la media nacional en cuanto a cantidad de casos, aunque sí en algunos tipos de cáncer en particular (fundamentalmente cuello de útero). No obstante, no existen trabajos que permitan observar tendencias a través del tiempo.

“Nuestra meta”, dice Uriarte, “era que se hiciera un estudio en Minas sobre el impacto ambiental de las industrias en nuestra salud. Que nos hagan análisis a los minuanos para saber niveles de plomo, mercurio y demás. Cuando se habla de cáncer, se habla mucho del humo de tabaco, pero tenemos otros humos que están ahí presentes, que están todo el tiempo, y que no los tomamos en cuenta para hablar de cáncer. Aquí los oncólogos no dan abasto. En clínicas de Montevideo dicen que desde Lavalleja es desde donde más pacientes reciben”.

“En Minas se necesita un estudio a fondo sobre enfermedades respiratorias, sobre cantidad de nacimientos” y otros indicadores sobre los cuales podrían tener influencia las emisiones de plantas cementeras, opina Uriarte. Hace falta la voluntad política para entrecruzar datos, opina la oncóloga, que también denuncia que Uruguay carece de tecnología para medir dioxinas y furanos que emiten plantas industriales como las cementeras. En una oportunidad, admite, accedieron a información de la Dinama sobre las emisiones de Cementos Artigas y ANCAP, que “era de unos años antes”. Así se enteraron de que “durante años se pasaron en los niveles de polvo, y se les cobró una multa”.

En 2015 la titular del MVOTMA, Eneida de León, destacó que un informe de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República dejaba ver que el nivel de contaminantes en el aire minuano estaba por debajo de los niveles de referencia. El visualizador del Sistema de Información Ambiental del Observatorio Ambiental Nacional —creado en cumplimiento de la ley 19.147, lanzado el 5 de junio y anunciado “con más de 2.500.000 datos abiertos”— da la posibilidad de acceder a registros de calidad del aire realizados por estaciones automáticas en ocho departamentos. Ninguno de ellos es Lavalleja.